Estos días de Semana Santa, he tenido como libro de cabecera " El Cristo Interior" de Javier Meloni.
Me ha llamado muchísimo la atención cómo explica la entrega del espíritu de Jesús en la Cruz, trascendiendo por completo su individualidad.
La aceptación de la cruz y el dolor, nada tienen que ver con la deshumanización. El vaciamiento y el desapego, no consisten en renunciar a nuestra esencia humana. Dejamos de ser personas cuando nos deshumanizamos y no seguimos la voz de nuestro espíritu interior.
Las palabras de Meloni dan mucha luz: " La cruz es el lugar de encuentro de dos vaciamientos: lo divino en lo humano y lo humano en lo divino. Tal confluencia, abre las puertas de la vida".
" Con su muerte ha trascendido por completo su individualidad. A partir de este momento entra en otro estado de existencia. Perder nuestro yo, nos provoca pánico.Sin embargo este despojo es el único pasaje para alcanzar otra forma de vivir que está más allá del yo. Sólo rindiéndonos, abandonándonos del todo, podemos acceder a un modo de ser que está más allá de nuestra autorreferencia. Para ello, hemos de aceptar nuestra muerte"º
El olvido de uno mismo es fundamental para la verdadera entrega, lo cual, repito, no es deshumanización ni desnaturalización. Es renunciar al individualismo y a toda posesión que es el mayor egoísmo.
Alguien me lo resumió en cuatro palabras:
- Conocerse
- Aceptarse
- Integrarse
- Olvidarse
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