No es lo mismo aceptar que resignarse. Para cambiar la realidad hay que aceptarla, lo cual no supone conformarse con ella. 

También es importante discernir si nuestra visión de la realidad es la verdadera o
tenemos la mirada opaca y necesitamos primero
limpiar nuestra mirada. Los dos aspectos son fundamentales en el
discernimiento espiritual para actuar desde criterios evangélicos buscando
la conversión personal para comprender antes que criticar.
Por supuesto que el conformismo
y la resignación son enemigos del cambio y la superación.
En su reciente visita a México el Papa Francisco se refirió a ello, a no resignarse ante situaciones anómalas.


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