Hace unos día leía en el Twitter de José Mª Olaizola:
Una frase me llamó la atención hace unos días:
· Necesitamos promesas sinceras, un silencio habitado, amigos que sepan dar abrazos y una puerta abierta.
· Necesitamos un puñado de motivos, una
palabra de aliento, una verdad que nos sane y un rincón donde sentirnos en
casa.
· Necesitamos una dosis de
ternura, un reencuentro sin reproche, una habitación en calma, y una canción de
esperanza.

El centro de nuestro ser,
está habitado por el AMOR DE DIOS que da sentido a nuestra vida y es el
impulso y la fuerza que nos llena de felicidad. Los amigos están
inmersos en su amor, son el rostro humano del amor divino. Son el DON de
su amor .
El alimento que nutre la
amistad es la ternura. Es ella la que es capaz de unir el cielo con la tierra.
Pero el
objetivo nos es el disfrute ni el apego. Es participar del AMOR que Dios
nos tiene, agradecer el DON que nos ha sido dado, y ser nosotros regalo para el mundo, humildemente y como
instrumentos del amor de Dios. Esa es nuestra vocación, como decía un amigo.
Se trata de no separar lo divino de lo humano. Porque la palabra humana que es
auténtica y participa de la Palabra de Dios, sana y libera.
Una frase me llamó la atención hace unos días:


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