DECIDIR ES VIVIR..

DECIDIR ES VIVIR. NO DECIDIR ES MORIR.

Son frases muy repetidas, pero difíciles de poner en práctica. Se trata de gestionar la vida . Gestionar el dinero, es importante,  pero gestionar la vida  personal, de grupo, de una institución, es mucho más importante.
La base para nuestras decisiones son nuestros objetivos, nuestras búsquedas , nuestro sentido de la vida...Por eso decimos que decidir es vivir, y vivir en VERDAD. Por tanto decidir  es siempre para mejorar y responder a nuestra vida  según  nuestro carisma y misión.
Tomar decisiones es costoso  y corremos el riesgo de equivocarnos. Una decisión  equivocada, trae muy malas consecuencias  y condiciona  totalmente el futuro; pero  siempre se puede retroceder evaluando y conociendo los elementos negativos para buscar soluciones.
Las decisiones que  se reflexionan, se dialogan y se discuten, dan fuerzas  para llevarlas a cabo y asumir consecuencias. Es la única manera de decidir bien en un grupo. La impotencia de no poder decidir, nos puede hacer infelices. Las decisiones tomadas , desconectadas de nuestro SER, se vuelven en contra.
En las decisiones tanto  personales  como de  un grupo,  cuando tenemos el valor de enfrentarnos  a una elección para mejorar, nos abrimos a posibilidades nuevas .
Siempre debemos asumir nuestras responsabilidades, pues nuestras decisiones nos construyen  o nos dañan.

No se pueden  defender opiniones  que supongan una decisión, si no es desde la vivencia, desde la experiencia, desde la intuición, desde el propio carisma. No se trata de gestionar una empresa.
LA INTERIORIDAD,  LA ILUMINACIÓN DEL ESPÍRITU , ES LA SALIDA. De ahí procede la auténtica sabiduría y sensatez.
Todo esto tiene que ver con las aspiración a vivir según  los valores  el Evangelio . Supone el desapego de todo lo que impide  vivir como decía Jerónimo Usera: " Decir siempre la verdad y hacer siempre el bien"